26 de marzo de 2010
EL DOLOR DEL ABANDONO
Por Sarai Xaca Solábac
Caminar por esos pasillos, hace que la nostalgia y los sentimientos de tristeza y pesar inundan el alma; rostros con huellas de una vida llena de trabajo, caritas sonrientes y otras llenas de amargura; amargura por el abandono en el que los han dejados sus familiares; y a pesar de que en el asilo Estancia Jardín Enrique S, Trejo y Domínguez impera la limpieza, buena atención y cariño por parte de los que ahí trabajan; no deja de ser eso, una fría casa de asistencia social.
Recuerdos que vienen y van, relatos, anécdotas, esperanzas e ilusiones se escuchan en la voz cansada de abuelitos y abuelitas; las lágrimas salen de esos ojitos cansados, ojitos que algún día ya no se abrirán para dormir el sueño eterno.
Sentada en esa silla, la vemos ahí acurrucadita, su mirada expresa lo bien que se siente de vivir en ese lugar, presa de una terrible enfermedad que poco a poco va a mermar sus extremidades y el control de sus movimientos, se le ve feliz, meses atrás , deambulaba por las calles sin control de su cuerpo, expuesta a que un mal golpe terminara con su vida , hoy , tiene un hogar donde habitar, rodeada de estos viejitos y con el auxilio de una jovencita que tiene una capacidad especial , pasa sus días , ante el cruel abandono e ingratitud de sus hijos.
Historias tan conmovedoras que te estrujan el alma, historias que quisieras tuvieran un final feliz, un final donde tus seres queridos estén a tu lado en tus últimos momentos , dándote las ultimas caricias, besos , miradas y rezos , que tanto bien hacen al alma.
Llegan los cumpleaños de estos seres tan maravillosos y la dirección y personal del asilo se disponen a festejarlos con ese cariño y respeto que se percibe en todos los hogares donde contamos con un abuelito o abuelita; la mesa puesta con el sabroso pastel adornando el festín, poco a poco los ves llegar, unos ayudados por el personal, otros despacio caminan por si solos, la comida deliciosa, para esos menesteres Carmelita se pinta sola; después la partida del pastel, todos juntos entonamos las mañanitas, pero algo inesperado acontece, algo que no había sucedió en anteriores cumpleaños ; los festejados comienzan a llorar, ¿ lagrimas de felicidad o de tristeza ?, no lo sé, pero él es uno de ellos, el hace que mi corazón palpite fuertemente, tiene la mirada parecida a ti viejito mío , por lo tanto no deja de estremecer su llanto que no para, todo indefenso como un chiquillo , llora y llora, me pregunto ¿ que pasará por tu mente querido Lucio ? ¿Qué sentimientos se revolotean en tu corazón al escuchar las mañanitas? me acerco a él y le digo, “ya no llores mi cielito, ya no llores mijito” palabras que hace mas de seis años salieron de mi boca, hoy las vuelvo a repetir; me duele el alma, porque Lucio ha despertado en mi el recuerdo de mi padre, ahí postrado en una cama, en su lecho de dolor, lo vi derramar miles de lagrimas ante el cruel padecimiento ; sin embargo , bendito Dios, no tuvo que esperar la muerte en un lugar desconocido; a pesar de las circunstancias murió con los suyos , con su gente.
Se acerca la tarde y nos despedimos de estos ancianitos, junto a ellos se quedan sus recuerdos y la esperanza de volver a vernos.
“Por si no te vuelvo a ver, no te olvides del amigo del que siempre te ha querido y besa por las noches tu clavel” A ustedes mis abuelitos, con respeto y cariño.
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