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6 de abril de 2011

HABLEMOS DE VERACRUZ

Por Uriel Flores Aguayo

El gobernador del estado pide, más bien exige, hablar bien de Veracruz. Estamos ante una postura sorpresiva y sobre la que no queda claro su contexto, es decir, sus motivaciones y sus objetivos. No me parece que se deba, como se especula, a las declaraciones de una regidora del PAN en el puerto de Veracruz, la cual, por cierto, soltó una barbaridad para no desentonar con las ocurrencias y gracejadas de Felipillo Calderón. Aunque también no pasará de una especulación, pudiera ser que la posición del gobernador Duarte corresponda a un programa y a una estrategia en el marco del plan veracruzano de desarrollo. Mientras no nos explique de qué se trata nos moveremos en el terreno de las más variadas hipótesis.




Por más extraño que resulte el llamado gubernamental a hablar bien de Veracruz, se entiende que lo haga pues ese es su papel; ni modo que nos pidieran hablar mal del estado. Nada más que esa convocatoria puede ser imperativa tratándose de sus subordinados, los funcionarios y empleados del gobierno; en cambio, para los ciudadanos eso es un exhorto o una invitación. Nada mal vendría entender que el poder es pasajero y que supone una autoridad basada en formalidades pero también en el convencimiento. No habrá orden que se acate si no es justa y corresponda a la confianza y al respecto ganadas por quien la emita.
Hablar bien o mal, bonito o feo, como sea, más allá de la voluntad y el interés del que lo haga corresponde a realidades determinadas. Son los hechos, buenos o malos, los que generaran voces, opiniones, criticas, elogios, adhesiones, ataques, demagogia y todo tipo de expresiones. Como se dice: “lo que se ve no se juzga”. Si los asuntos públicos de Veracruz, sus realidades, están saludables pues así se dirá pero, en caso contrario, lógicamente se tiene que decir de otra manera.
Tampoco se puede tapar el sol con un dedo. Es de toda obviedad que a un hecho malo corresponda un dicho similar mientras que, a un hecho bueno, corresponda un dicho de ese mismo nivel. No nos engañemos, eso ya no funciona, la publicidad es una cosa y la realidad es otra. La publicidad puede servir para el lucimiento personal y para envolver en papel celofán una realidad adversa pero nada más. Con o sin publicidad los hechos ahí siguen.
Los ciudadanos pueden hablar como quieran o como puedan en ejercicio de su libertad de expresión, es lo mínimo a lo que podemos aspirar en nuestra pequeña democracia. Es mejor que la opinión de los ciudadanos sea informada, lo cual supone que recibe sin filtros ni condicionamientos los datos y hechos de la realidad; la propaganda tiene su momento y cumple determinado papel, creer que puede utilizarse para siempre es un auto engaño y un error.
Cómo hablar bien de las autoridades estatales del turismo, cómo hacerlo de las de comunicaciones que no tienen ni siquiera el perfil adecuado, más aún, cómo referirse, con qué tonos y calificativos a los Ayuntamientos recientes donde el saqueo pudiera ganarse un récor güines. Llevan a la secretaria de turismo federal a Jalcomulco, nada más que utilizan helicópteros para evadir carreteras desastrosas, mientras que en algunos Ayuntamientos se robaron hasta las sillas en una acción aparentemente concertada con otros niveles de gobierno, actuando más bien como la delincuencia organizada.
El gobierno actual, del doctor Duarte, tiene un estilo y una orientación técnicos, sobrevive en medio de severos problemas financieros, herencia de otro estilo político. Va a requerir mucho talento, mucha capacidad y un verdadero animo renovador para salir a delante. De inicio, parece serio y eficaz; veremos; lo que no se debe permitir es la confusión sobre los alcances de su autoridad, ni la mezcla de la realidad con los deseos, ni las necesidades informativas con la publicidad. Finalmente hablaremos bien de lo que esté bien, Veracruz no es de un solo partido ni los ciudadanos somos “matraqueros”; los hay, por supuesto, además de lambiscones, pero esos son tan prescindibles como nocivos. Si sólo se quieren oír cosas bonitas lo mejor es ver telenovelas.

Recadito: volvieron el sentido común y la dignidad al PRD.

urielfloresaguayo@hotmail.com

Xalapa Enríquez ver a 6 de abril 2011





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