Por Uriel Flores Aguayo
Querámoslo o no, a fuerza de inercias y costumbres, se abre cada vez de manera más clara el panorama electoral nacional del 2012. Las tendencias caminan hacia una confrontación y disputa presidencial entre el PRI y la izquierda, dejando al margen, en tercer lugar, al PAN, partido que, desde ahora, va a la baja, es pan comido, teniendo todavía pendiente el pago de un alto costo político por el desastre y desgobierno de Calderón.
La izquierda mexicana debe y puede ser competitiva y opción de gobierno el año próximo. Para lograrlo se requiere la unidad y la participación de los tres partidos, PRD, PT y CONVERGENCIA; de las personalidades, como Cuauhtémoc Cárdenas, y los movimientos sociales; además, es indispensable contar con candidato único.
Lo que se prevé es que de los dos precandidatos expresos con que cuenta la izquierda quede Andrés Manuel López obrador, reservándose para Ebrard candidaturas para el DF y el senado tanto para él como para su equipo. Los debates y las encuestas son bienvenidas pero serán de trámite.
Se puede decir con absoluta seriedad, sin apasionamientos sectarios, que este sigue siendo el momento de López obrador y que él debe ser el candidato de toda la izquierda. Dejando para un poco después sus errores y defectos hago una mención simple de las fortalezas del famoso” peje”: cuenta con la simpatía de varios millones de mexicanos que lo ven como víctima del fraude del 2006 y le conceden autoridad moral; le creen; ha sido persistente y ha mantenido múltiples actividades que lo ponen en contacto con muchos ciudadanos, cuenta con una base de simpatías nada despreciable, su voto duro, debido a que se le percibe como una persona honesta, que no ha claudicado y que presenta ideas y propuestas claras.
Al contrario de los políticos tradicionales, Ebrard incluido, AMLO impulsa un proyecto de profundas transformaciones sociales y políticas, las cuales sólo serán posibles con medidas radicales, rupturas y quiebres en el sistema dominante. Contra el país injusto y de simulación en que vivimos no es suficiente una alternancia que solo cambie nombres y colores, sin ir más allá. México requiere democracia, estado fuerte, libertad, imperio de las instituciones y las leyes; e igualdad.
La apuesta de AMLO, coincido con ella, es contra la politiquería, los monopolios, los poderes facticos y la parasitaria clase política, cuyos vicios y excesos son plurales. Sin argumentos todavía se nos quiere decir que Obrador es Chávez y Ebrard es Lula. Además de la falta de respeto a AMLO por hacerse eco de la guerra sucia nadie explica qué es Brasil, en qué nos podemos comparar y qué le podemos aprender. No deja de ser un recurso demagógico y ocurrencial. Lo mismo pasa cuando se insiste en que las clases medias solo apoyaran a “señoritos”, sean de derecha o de izquierda.
Al discurso directo del” peje”, ya saben que hablar con la verdad lo hace a uno sospechoso de ser radical, le contestan con una campañita que lo pretende ridiculizar como una persona demencial. Es lógico que los poderosos y sus propagandistas lo quieran presentar así, lo que resulta patético es que haya quien se diga de izquierda y sostenga esas bobas tesis.
En esta segunda oportunidad AMLO y su movimiento tienen que distinguirse en transparencia y autocritica. Tienen que revisar sus estructuras, el centralismo exagerado con que las coordinan, no reducir su contacto popular a actos masivos, no machacar con un discurso simplón y ofensivo, porque está bien lo que dice el problema es cómo lo dice, y dar certeza y confianza a los operadores políticos de base.
Recadito: Gira del “peje” en Veracruz: 20 en Coatzacoalcos, 21 en el Puerto, 25 en Xalapa y 1 de junio en Poza Rica.
urielfloresaguayo@hotmail.com
Xalapa Enríquez Ver., 13 de mayo 2011.
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