Por Uriel Flores Aguayo
Aunque todavía no vivimos en un estado de partidos poco falta para llegar a ese nivel, actualmente estamos pasando por la etapa de la partidocracia, una especie de gobierno de los partidos políticos, que han desviado su papel y que son una muestra significativa de las deformaciones de nuestra democracia. Todos los partidos del mundo tienen sus respectivas oligarquías, con poderes absolutos en su seno, el problema es que las mexicanas mandan ahí y mandan afuera; por eso la partidocracia mexicana es corregida y aumentada, sobre todo se ha extendido por la falta de una democracia real en nuestro país. Me parece que el fenómeno de la partidocracia nacional inicio en el año 1997 y tienen que ver, entre otras razones poderosas, con el desproporcionado y corruptor financiamiento público.
En Veracruz también tenemos, a escala, nuestra partidocracia, consistiendo básicamente en dirigentes sin liderazgo a quienes un poder local o algún grupo político, nacional o estatal, les delega ciertas facultades. Pero hablemos de las perlas: nos visita el senador René Arce, desde el Distrito Federal, para darnos lecciones de lo que debe ser y hacer la izquierda mexicana, para cuestionar la democracia interna del PRD e informarnos que, en congruencia, él prefiere y valora la democracia interna del PRI. Para no quedarnos en lado chusco e incoherente de este personaje hay que pasar a cuestionarnos por qué sólo se conformó con salirse del PRD, el partido que lo llevo a la senaduría, cuando que un gesto novedosos y honrado hubiera sido que, también, dejara el cargo.
Poco se puede esperar de nuestra iletrada, tradicional y ocurrente clase política local. No deja de ser llamativa la forma en que eligen a sus dirigentes los partidos en el estado: en el del PRI no hay sorpresa, es electo por usos y costumbres, o sea, por dedazo; en el PRD, hasta ahora, se nombran en elecciones falsas o lo pone el tribunal electoral por acuerdo político. Recientemente se ratificó al dirigente del PAN, el caballeroso Enrique Cambranis, al respecto vale la pena un apunte: su misma reelección ya es un dato negativo en un país con tradición anti reeleccionista y en un estado urgido de sacudidas democratizadoras; las candidaturas de unida huelen a viejo y reflejan carencias de vigor y pluralidad interna, son más un defecto o vicio que una virtud; la reelección de Cambranis es el reflejo de un PAN burocratizado y vacio , definitivamente alejado del sentir y las necesidades de los veracruzanos.
No sé si deba incluir al PRD local en el esquema de la partidocracia, no estoy seguro, porque no sólo carece de poder sino que ya está en duda su misma condición de partido político. Sin embargo, aprovecho el espacio para dos o tres apuntes: es de tal gravedad la descomposición de dicho partido que casi da lo mismo, reitero, casi, quien lo dirija; tan mal están las cosas que, si en este momento, cerraran sus oficinas y las volvieran abrir en enero o febrero del año próximo no pasaría nada, casi nadie se daría cuenta. Evidentemente un partido no empieza ni termina en sus dirigentes formales los que, casi siempre, no dirigen nada; un partido, especialmente como el PRD, es su historia, su prestigio y su gente. Sin esas características no pasan de ser simples membretes, ahora convertidos en negocios como producto de la partidocracia.
Tal vez uno de los más grotescos vicios cultivados alegremente por las elites partidistas radica en la asignación de candidaturas como herencia familiar. Digamos que es lo más lejano a la mediación democrática que debieran significar los partidos. Ahí tenemos a Moreira dejando la gubernatura de Coahuila a su hermano, a Calderón impulsando a su hermana para Michoacán y a los” chuchos” intercalándose entre sus parientes las posiciones de representación proporcional. Estamos ante un fenómeno generalizado de corrupción política, agresión a la democracia y sustitución de la voluntad ciudadana. Si a los cargos públicos sólo llegan los que tengan meritos partidistas, se desencadena un proceso mediocre, opaco y de corrupción de todos los espacios de representación. Al final el ciudadano queda fuera del sistema, ya será su tarea tocarle las puertas pacíficamente o de otras maneras.
Recadito: las tres mentiras son porque no tienen organización, no cuentan con ideología y engañan sobre su oriundez.
urielfloresaguayo@hotmail.com
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