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29 de enero de 2014

PSICOCIUDAD

L
LOS ÁNGELES NO HACEN ENCUESTAS
Escribe Daniel Eskibel

"Las alas del deseo" es una magnífica película del director alemán Win Wenders.
Tiene sus años, lo sé...pero soporta enhiesta el paso del tiempo. Y anda por allí una memorable actuación de Peter Falk (¿recuerdas la serie televisiva Columbo?).
El principal protagonista de "Las alas del deseo" es un ángel que cae a la Tierra. Conmovido y curioso ante los seres humanos, el ángel circula entre ellos y los ve vivir. Y su principal característica es que apenas rozando a una persona ya puede escuchar...sí: escuchar...todo lo que esa persona está pensando.

Así va por el mundo: escuchando con pena y admiración los más profundos deseos y temores de cada uno, las alegrías y los problemas, las emociones y todo el torrente del pensamiento más íntimo y personal.
Los políticos no son ángeles. Eso se sabe. (Tampoco sus votantes, claro).
¡Pero cómo quisieran escuchar el secreto discurrir de la mente de sus potenciales votantes!
¿O no?
Pues bien: hay 2 maneras de escuchar la mente de los votantes.
2 maneras 2.
La primera es siguiendo el ejemplo del ángel caído. Desde allá arriba no se escuchaba casi nada, apenas un murmullo tenue que subía hasta el cielo. Entonces el ángel bajó a la tierra, se mezcló entre los humanos, se interesó en ellos y comenzó a escuchar sus pensamientos de un modo claro y contundente.
Lo mismo vale para el político. Desde su despacho oficial seguramente no se escucha casi nada del verdadero pensar y sentir de la gente. En todo caso un leve murmullo, y poco más. Entonces tiene que bajar a la tierra. Acortar distancias para poder escuchar, para no condenarse a sí mismo a una sordera inevitable. Bajar, recorrer, preguntar, interesarse, observar, volver a preguntar. Y comenzar así a escuchar.
La segunda manera es a través de las investigaciones de opinión pública. Encuestas, entrevistas en profundidad, focus groups y otras herramientas técnicas hechas para escuchar a la opinión pública. Para descubrir tendencias, inclinaciones, evoluciones, estilos de vida, formas de pensar y de sentir.
Algunos políticos creen que esos estudios, en particular las encuestas, son algo así como un arma arrojadiza que se debe lanzar para dañar al adversario con la popularidad propia. Para gritar a los 4 vientos que van primeros, que son los favoritos, que son los mejores...y asuntos similares.
Se equivocan. Olvidan que el boomerang es, justamente, un arma arrojadiza. Que tarde o temprano vuelve buscando la cabeza del que lo arrojó.
En realidad los estudios de opinión pública son, ante todo, herramientas para el correcto diseño de una campaña electoral.
Y para calibrar posteriores ajustes a la marcha de la misma.
Son para que el político sepa lo que piensa la gente, y no para que la gente sepa que el político cree ser el mejor.
Los estudios de opinión pública son imprescindibles en una campaña electoral. Aún en las más pequeñas. Ya escucho la protesta de algún candidato a alcalde con pocos recursos que dice que no puede de ninguna manera contratar encuestas. Pues bien, mi amigo: por lo menos intente unas buenas entrevistas en profundidad con las 10 personas más relevantes, representativas e influyentes del pueblo. Y saque conclusiones a partir de allí, que no todo son numeritos (aunque cuando se puede, los numeritos son también importantes).
El mundo político suele encerrarse en el circuito cerrado de los partidarios, del entorno cercano, de los que piensan igual. Este encierro es veneno puro para una campaña electoral.
Pero tiene un antídoto.
Escuchar, escuchar, escuchar.
¿Qué importa si los ángeles no hacen encuestas?
Allá ellos, que tienen otros recursos.

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