Comunicado de prensa
La
tarde de este jueves, el gobernador del estado removió a Pablo Anaya de
la Secretaría de Salud. La decisión de Duarte fue tomada luego de que
la Auditoría Superior de la Federación dio a conocer el desvío de más de
230 millones de pesos de los recursos federales del seguro popular en
Veracruz.
El
paso de Anaya Rivera por la Secretaría de Salud dejó marcado para mal a
millones de veracruzanos a los que negó medicamentos y atención médica;
en su lugar, prefirió desviar esos recursos públicos para beneficiar
las campañas del PRI o simplemente para el beneficio particular de
Duarte de Ochoa.
Esta
arbitrariedad dejará otra marca más de corrupción en su carrera. Pablo
Anaya podrá dejar su puesto como secretario pero su responsabilidad ante
la Auditoría Superior de la Federación y la propia Procuraduría General
de la República lo perseguirá a donde quiera que vaya, sea Poza Rica,
Xalapa o cualquier rincón del estado y del país.
En
estos momentos, Pablo Anaya está desempeñando ya su primera labor
después de dejar la Secretaría de Salud, está fungiendo como chivo
expiatorio de un gobierno estatal que se ha encargado sistemáticamente
de dar la nota negativa a nivel nacional.
Que
no se equivoque Duarte, las polémicas en torno a él y sus funcionarios,
son generadas por el mal funcionamiento de su propio gobierno. En este
caso, la polémica desatada por los dictámenes de la Auditoría Superior
de la Federación que arrojaron un desvío por casi 5 mil millones de
pesos no será estéril, pues tendrá consecuencias legales para todos los
involucrados en ese millonario desfalco a los mexicanos.
En
las próximas semanas Javier Duarte y el PRI en Veracruz decretarán el
pago a Pablo Anaya por haber contribuido enormemente a sus intereses. Ya
veremos si le dan la espalda, y permiten que afronte su responsabilidad
ante las autoridades federales, o si lo premian con creces como es el
uso y costumbre de esa vieja manera de hacer política que tanto
rechazamos los veracruzanos.
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