ÚLTIMAS NOTICIAS

8 de diciembre de 2009

FAMA Y SOCIEDAD

MARÍA DEL ROSARIO REYES ALVARADO AL LADO DE SU FAMILIA

EL SACERDOTE EVODIO ROMÁN OLGUIN CELEBRANDO SU CUMPLEAÑOS


FIESTA SORPRESA PARA ELSA CANDIA MENDOZA

Por Sarai Xaca Solábac

Fiesta sorpresa para la gentil Licenciada en Derecho Elsa Candia Mendoza, quien llena de alegría y felicidad recibió muestras de afecto y solidaridad de parte de sus compañeras de trabajo; desde este espacio le deseamos una vida llena de esplendor con la bendición y presencia del Señor…Felicitaciones por un logro mas en su vida para mi gentil amiga María del Rosario Reyes Alvarado , quien se tituló en la Licenciatura de Contaduría en la Universidad del Golfo de México Campus Córdoba con un excelente promedio de 9.12 ¡ Enhorabuena ! …Felicitamos a las chiquitinas de la Escuela Primaria Leonardo Bravo ubicada en la Colonia Emiliano Zapata por haber obtenido el primer lugar en pasado campeonato de futbol femenil, que sigan los éxitos y la perseverancia en el estudio…Enviamos mil felicitaciones al sacerdote Evodio Román Olguín, en su pasado cumpleaños compartió el pan y la sal con la familia Espejo Garcés y una servidora, ¡Dios lo bendiga!….


En esta bella época quiero compartir con ustedes una parte de un escrito del padre Cipriano Sánchez con el deseo de que una de éstas líneas penetre en sus corazones y sirva para encontrar la verdadera paz y felicidad en estos días de amor y perdón…“Durante el Adviento no podemos olvidar la presencia del Espíritu Santo que primero actúa profetizando la venida del Mesías, y después, en Jesucristo. Esto es para nosotros una muy especial indicación por parte de Dios Nuestro Señor de que las necesidades que posee el hombre sólo pueden realizarse desde una perspectiva: la del Espíritu Santo. Sin embargo, tampoco podemos olvidar que esto únicamente es posible para el alma que se convierte en dócil instrumento del Espíritu Santo, pues es Él quien nos permite ir llegando con paso firme a todas y cada una de las metas que Dios nos va poniendo a lo largo de la vida. No estamos solos, el Señor no nos abandona. La presencia de Jesucristo en nuestras vidas no es nada más una compañía, es también una guía, una luz. Y nunca olvidemos que esta iluminación quien la realiza es el Espíritu Santo. En la Encarnación, es el Espíritu Santo el que cubre con su sombra a la Santísima Virgen para que sea engendrado el Hijo de Dios. Y es también el Espíritu Santo el que, cada vez que queremos tener a Cristo en nuestra alma, se hace presente para construir en nosotros la presencia, la vida de Cristo.El Espíritu Santo es el Santificador, es el que realiza en el alma la función de dar vida en el Señor. Es él quien nos aconseja, guía e ilumina, fortaleciéndonos para que el mensaje que la Navidad viene a traer a nuestras almas se pueda cumplir. En este Adviento, en este camino hacia la Navidad, hacia la presencia plena de Cristo en nuestra alma, no estamos guiados por una estrella, estamos guiados por el Espíritu de Dios Nuestro Señor. Esto tiene que ser para nosotros una grandísima certeza, tiene que darnos una gran paz y una gran serenidad. Sin embargo, exige de nosotros un entrenamiento que consiste en aprender a escuchar lo que el Espíritu Santo va diciendo a nuestra conciencia, el someter nuestro juicio a lo que Él nos va pidiendo y el ser capaces de amar el modo concreto con el cual va educando nuestro corazón. Únicamente los sencillos pueden reconocer la voz del Espíritu Santo en su interior, sólo ellos son capaces de dejarse guiar por Él. Si tuviéramos dentro de nosotros esta presencia constante del Espíritu Santo podríamos participar de la acción de gracias que Jesucristo hace al Padre: “Te doy gracias Padre del Cielo y de la Tierra, porque has revelado estas cosas, no a los sabios y entendidos, sino a los sencillos”. Dejemos a un lado tantas y tantas cosas que clasifican nuestra existencia de una manera determinada y que, en definitiva, la alejan de Dios. Permitamos al Espíritu Santo hablar en nuestra vida, guiarnos e inspirarnos. No es tan difícil, es cuestión de aprender a escuchar, de no hacer ruido en nuestra alma, de ponernos delante de Dios y no oír otra cosa más que a Él, para que nada interrumpa esa comunicación de amor entre Dios y cada uno de nosotros. Nuestro corazón debe estar dispuesto a escuchar a Dios, para que este tiempo de Adviento, en el que se produce la mayor alegría para el hombre, que es el encuentro con el Señor, no pase con las hojas del calendario, sino que sea un tiempo que permanezca en el corazón. Con una gran apertura interior, permitámosle al Espíritu Santo hablar, para así poder ir quitando todo aquello que nos impiden tener paz en el alma, junto a Cristo en Belén. El profeta Isaías nos dice: “Aquel día, la raíz de Jesé se levantará como bandera de los pueblos, la buscarán todas las naciones”. ¿Hay en mi alma avidez de Dios? ¿Hay en mi corazón sed de este Cristo, que es la raíz de Jesé? ¿Hay en mi interior el anhelo de encontrarme con Jesús? Si no lo hay, permitamos que el Espíritu Santo vaya cambiando nuestro corazón hasta que Él lo llene. Y pidámosle que en este período de Adviento, Él vaya transformando nuestra existencia de tal manera que nunca nos sintamos solos, para que se pueda cumplir en nosotros la profecía de que somos dichosos porque vemos la presencia de Cristo en nuestra vida, vemos su influjo en la sociedad: “Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis”.


No hay comentarios:

RECOMENDACIONES