¿Qué hace el votante con la información que le das?
Por: Daniel Eskibel
Especialista en psicología política
Es de mañana.
Lees el periódico entre el aroma y el sabor del café.
Títulos, fotografías, textos breves, textos largos, infografías, pies de página, subtítulos...Información, mucha información.
¿Qué haces con esa información que te da el periódico?
¿Acaso la incorporas a tu cerebro así como viene, intacta, como una fotocopia, idéntica?
No. Pues no.
La procesas.
Eso mismo es lo que hace el votante con la información política que le das.
La procesa.
¿Cómo se procesa y cómo se almacena la información política en el oscuro laberinto del cerebro?
A
partir de la información de que dispone, cada persona formula juicios
respecto a los diferentes políticos. O sea que su cerebro produce
afirmaciones y negaciones respecto a algunos de ellos, sus conductas y
sus ideas. Y produce evaluaciones positivas y/o negativas a su respecto.
Así se procesa la información: construyendo juicios.
El cerebro cuenta con 2 mecanismos distintos para esta tarea:
- Procesamiento online
- Procesamiento basado en la memoria
El
juicio online sobre el político ocurre de modo espontáneo ante el
encuentro con información relevante al respecto. Es un procesamiento
"sobre la marcha" y conducido por impresiones del momento.
Impresiones del momento.
Ni más ni menos que eso.
El cerebro lleva un "contador de evaluaciones", una "cuenta corriente"
de juicios sobre determinado candidato, y ese resumen se actualiza cada
vez que aparece información nueva. El episodio que motiva la
actualización del "contador" puede llegar a olvidarse con cierta
facilidad, pero la actualización de la cuenta permanece.
Un ejemplo hipotético: ante determinada información la persona establece el juicio de que el político X es corrupto.
Luego
van apareciendo a lo largo del tiempo nuevas noticias ante las cuales
la persona vuelve una y otra vez al juicio de que X es corrupto.
Llega un momento en el que la persona posiblemente olvide mucha
información concreta, pero mantiene bien presente su juicio sobre el
candidato.
En
el caso del procesamiento basado en la memoria, en cambio, el cerebro
no almacena juicios sobre el político sino informaciones respecto al
mismo.
Entonces debe evocar la información, recuperarla del archivo, y recién a partir de allí formular un juicio.
Este modo de procesar la información política es menos frecuente que el anterior.
Sin embargo hay una paradoja.
Y es que la mayor parte de la comunicación política se olvida de ese
votante mayoritario, que se guía más por impresiones, emociones y
juicios rápidos.
Y
se dedica principalmente al votante minoritario, al que de un modo más
cerebral y paciente va acumulando información antes de emitir juicios.
Ahí la paradoja.
Querer llegar a la mayoría pero comunicarse con la minoría.
El
resultado es tan catastrófico como escribir un periódico en chino o en
ruso y pretender que lo lea alguien que solo sabe castellano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario